La cotidianidad de la vida hace que cada uno de nuestros
días pase y se convierta en tiempo acumulado para metas que en muchas ocasiones
no logramos cumplir y es porque lo verdaderamente valorable lo dejamos de lado
al momento de priorizar, pero sin darnos tiempo a pensar, nos llegó el momento
para reflexionar y poner en una balanza lo importante, lo responsable y lo que
nos hace simplemente felices como disfrutar el sonido del viento, el aroma de
las flores, la caricia de unas manos llenas de amor y abrazos cargados de
empatía, las palabras de confianza, los actos de tolerancia y hasta compartir
un buen mate, todos momentos que dejaron de estar, pero solo cuando no los
tienes es que comienzas a darte cuenta de lo fundamental que son para el
bienestar colectivo e individual.
Palabras como las de Francesca Morelli, psicóloga y psicoterapeuta
italiana diciendo que “el universo tiene su manera de devolver el equilibro a
las cosas según sus propias leyes, cuando estas se ven alteradas” y…además de
eso… “En una dimensión en la que las relaciones interpersonales, la
comunicación, la socialización, se realiza en el (no) espacio virtual, de las
redes sociales, dándonos la falsa ilusión de cercanía, este virus nos quita la
verdadera cercanía, la real: que nadie se toque, se bese, se abrace...”.
En el contexto de estas palabras, se encierran muchas de
las respuestas a las preguntas que hoy, en tiempo de aislamiento social y
cuarentena, nos hacemos y son simples, darle el justo valor a cada uno de los
elementos y no dejar pasar los momentos. Al referirnos a valorar los elementos,
tomamos en cuenta todo lo tangible e intangible, desde el respeto a la
naturaleza, su flora y fauna, hasta el sentimiento de solidaridad y convivencia
con quienes nos rodean, así mismo, aprovechar cada momento ofrecido por la
vida, tomando en cuenta los buenos y los no tanto, pero que sin duda siempre
dejan un tremendo aprendizaje para seguir avanzando.
Estimados lectores, en los actuales momentos se viven
tiempos difíciles a nivel mundial, mucho sufrimiento, desconcierto, desapegos y
hasta ausencia de las expresiones sentimentales más puras y genuinas, pues ni
siquiera nos podemos tocar, sin embargo, la vida nos está dando una gran
oportunidad de valorar lo importante, lo esencial, lo indispensable, como la
salud, el amor y la posibilidad de ser responsables con nuestro planeta, más
aún con las señales que este nos ha dado al mostrar la posibilidad de respirar
aire menos contaminado, ver especies ocupando espacios perdidos y compartiendo
el tiempo con nuestros seres queridos más cercanos con quienes coincidimos en
espacio físico, lo cual no significa nuestra disposición a demostrarles amor,
brindarles atención y tiempo.
Guardemos esta idea en nuestro pensamiento y pongamos en
práctica cada una de las aristas que lo harán posible, pues darle el justo valor
a la vida, implica que más allá de un deseo, este debe estar acompañado de
actitudes, acciones y ejemplo.
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