La pandemia del Covid-19 tiene una particularidad que la
distingue de cualquier otra crisis sanitaria que haya azotado al mundo en el
pasado. La diferencia es el rol que juegan las redes sociales y el impacto que
ellas generan en las personas. Potentes plataformas digitales capaces de
viralizar en segundos, y en todas partes del mundo, información valiosa, pero,
también, argumentos falsos que amenazan a la población, en cuanto las personas
validan como ciertos datos que, en realidad, nadie corroboró.
Al compartirlos casi de manera automática, con un simple
clic, se alimenta la red de engaño y se nutre una trama desinformativa de
contenidos no verificados altamente peligrosa para la población mundial.
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