El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, estuvo
en la ciudad de Florida encabezando el acto conmemorativo de la Declaratoria de
la Independencia. El ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira,
principal orador, elogió al pueblo oriental de la época y señaló que llevaba 15
años de guerra a cuestas, por la meta de ser dueño de su destino. Dijo que en
eso se debe centrar la lucha por la independencia del siglo XXI, apostando al
crecimiento.
Este martes 25 de agosto en la Piedra Alta, Florida,
acompañaron al presidente y al ministro la vicepresidenta, Beatriz Argimón; el
secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado; el prosecretario de Presidencia,
Rodrigo Ferres; el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Isaac
Alfie; la intendente de Florida, Andrea Brugman, y la esposa del presidente,
Lorena Ponce de León.
También participaron los ministros de Relaciones
Exteriores, Francisco Bustillo; de Interior, Jorge Larrañaga; de Industria,
Energía y Minería, Omar Paganini; de Salud Pública, Daniel Salinas; de
Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos Uriarte; de Transporte y Obras Públicas,
Luis Alberto Heber; de Desarrollo Social, Pablo Bartol; de Vivienda,
Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Irene Moreira; de Economía y
Finanzas, Azucena Arbeleche, y de Defensa Nacional, Javier García.
El acto, que comenzó a las 10:15 horas con la entrada de
los emblemas patrios y la interpretación del himno nacional, incluyó la
oratoria, por el Poder Ejecutivo, del ministro Pablo da Silveira, quien hizo
referencia al proceso histórico que llevó a los orientales a constituirse como
Uruguay, hace 195 años.
El jerarca dijo que, en la Piedra Alta, los orientales
fueron protagonistas de un paso decisivo que a través de un proceso complejo
les condujo a constituirse como el pueblo uruguayo, con voluntad soberana. Esa
soberanía se intentó ejercer desde el lanzamiento Antigüista de 1811. Hizo
referencia a que esa decisión se produjo luego de 15 años de guerra del pueblo
oriental contra los españoles, la provincia de Buenos Aires, el imperio de
Portugal y contra el Brasil. Aseguró que, el querer ser dueños de su destino
llevó a los orientales a luchar en la adversidad.
“A casi dos siglos de esos hechos, los uruguayos seguimos
revistiendo la doble condición que se adquirió en ese momento, seguimos siendo
orientales y al mismo tiempo uruguayos”, expresó.
Señaló que los orientales lo son por origen de identidad
y por pertenencia. “Ser oriental es una condición que está más allá de
cualquier contingencia histórica y que no puede ser modificada por ninguna
decisión política. Es nuestra raíz más permanente y profunda. Al mismo tiempo,
somos uruguayos como resultado de un proceso histórico que nos tuvo como
protagonistas”, dijo.
Enfatizó que Uruguay comenzó a convertirse en un país
independiente en forma seria y verdadera, producto de una gran construcción
colectiva en la que se defendieron los límites territoriales y las
instituciones en el marco de un modelo de convivencia de cercanía y de
republicanismo.
El ministro definió qué es ser independiente en el siglo
XXI y consideró que la convivencia se construye sobre la Constitución, la
democracia representativa, la división de poderes, el respeto a la Ley, la
sensibilidad social y la tolerancia hacia la diversidad de opiniones y de
formas de vida.
En el mismo sentido, destacó que luchar por la
independencia en este siglo es recuperar una política exterior que no esté
fundada en afinidades ideológicas y en amistades circunstanciales, sino en la
defensa de los intereses permanentes. “Una política exterior que sostenga y
respete el orden jurídico internacional, porque los países con poco poder solo
tienen para perder cuando las relaciones internacionales quedan reducidas a
correlaciones de fuerza”, agregó.
Da Silveira consideró que el siglo XXI requiere estar en
condiciones de sostenerse a sí mismos, lo que implica fortalecer la capacidad
de producción y de comerciar con el mundo. Dijo que un país pequeño como
Uruguay solo puede crecer proyectándose hacia afuera, lo que implica ser más
productivos y competitivos. También abogó por luchar por el conocimiento y la
creatividad de los uruguayos, la calidad de la educación y la vinculación entre
los sectores científicos, técnicos y productivos para crecer a largo plazo.
Insistió en que luchar por la independencia es gobernar
con honestidad y ser responsable en el manejo de los dineros públicos por el
esfuerzo que hacen los ciudadanos al pagar los impuestos para asegurar el
funcionamiento del Estado.
El ministro destacó que luchar por la independencia es
defender al país de las amenazas que representan el delito y el narcotráfico, y
contar con una Justicia que proteja de forma eficaz a los más débiles. Dijo que se debe asegurar garantías a todos
los habitantes de Uruguay, incluidos los que llegan para aportar esfuerzo y
conocimiento, así como a los enfermos, débiles y a los que no se pueden cuidar
por sí mismos. Agregó que se debe garantizar la seguridad territorial, avanzar
en la descentralización y seguir ejerciendo una libertad responsable frente a
la pandemia por Covid-19.
Al finalizar el acto, las autoridades colocaron una
ofrenda floral en el lugar. El presidente de la República se trasladó, luego,
al predio original donde se firmó la declaratoria hace 195 años; allí plantó un
ceibo y descubrió una placa.
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