sábado, 27 de febrero de 2021

De vender atados de leña a vender camiones de leña: La historia de tres leñateras que tuvieron apoyo de técnicas de UCLAEH

 
Foto: UCLAEH.

Inés tiene 50 años, Alexandra tiene 30 y Sandra 54 años de edad. Las tres viven en Tacuarembó y fueron apoyadas por personal técnico de la Universidad Centro Latinoamericano de Economía Humana (UCLAEH) en el proceso de dejar de vender atados de leña en el almacén del barrio para pasar a vender varios camiones de leña en forma semanal.

En el inicio, estas mujeres ingresaban a los campos de Lumin y sacaban desechos de forestación (ramas y maderas de diámetro pequeño). Un día pidieron permiso a la empresa y esta contactó la Oficina Territorial de Tacuarembó del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). El Mides las incorporó en el Programa de Emprendimientos Productivos y a través de ese programa recibieron el acompañamiento de dos técnicas de UCLAEH: Laura Viñas y María Menéndez.

Los técnicos de UCLAEH hacen el acompañamiento durante seis meses de las personas que el Mides va derivando. Participan en este programa personas en situación de vulnerabilidad social y económica que tienen algún emprendimiento productivo: quiosquitos, gente que vende comida, tejedores. Estas mujeres tenían comercialización de leña, indicaron desde la UCLAEH.

Lograron formalizarse como empresa y trabajar en diferentes aspectos del negocio. “Les dimos apoyo para inscribirse como proveedoras del Estado, porque estaba la posibilidad de vender a la intendencia postes de eucaliptus para la construcción de invernáculos. Hubo un trabajo intenso en esas gestiones”, repasó Viñas.

Quincenalmente, además, tuvieron reuniones en las que se abordó con fuerza el concepto de trabajo colaborativo. En el camino, las leñateras, como les llaman, accedieron también a un préstamo de República Microfinanzas con condiciones beneficiosas. En los tres casos, compraron motosierras nuevas.

“El frigorífico Tacuarembó les empezó a compra leña y el negocio empezó a tomar otro porte”, repasó la técnica. El ingreso principal de los hogares pasó a ser el de ellas y en algunos casos se sumaron al negocio los hijos y las parejas. El cambio fue “muy significativo”, destacó Viñas.

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