lunes, 21 de noviembre de 2016

Precisiones

Nuestra brújula es el Artiguismo.

Gonzalo Abella. Foto: José Morales Brum.

Por Gonzalo Abella (*)

Si se hiciera una encuesta entre los militantes de la Unidad Popular (UP) sobre temas filosóficos, obtendríamos un mapa de sorprendente diversidad. Pero si les preguntáramos sobre el papel de la ética en nuestro proyecto político, habría una sola y unánime respuesta. Esta unanimidad se repetiría si preguntáramos sobre la necesidad de defender el patrimonio ambiental y cultural de nuestra tierra.

Cada organización política que se nos suma mantiene su ideología; pero para esta coyuntura de enormes desafíos, todos nos centramos en el Artiguismo como Programa y como verbo común.

Nuestra brújula es el Artiguismo. Cada militante, libérrimo en el ejercicio de su pensamiento, puede decir lo que dijera Martí sobre sí mismo: que se había vuelto “esclavo de su amor y su doctrina”.

En este marco de unidad en la diversidad leemos los acontecimientos que sacuden nuestro Continente. Debatimos, tomamos posición y actuamos coherentemente.

¿Brasil? Nos preocupa que la extrema derecha destruya lo que le quedaba de soberanía, pero eso no nos impide separarnos claramente del proyecto anterior, vacilante y poco transparente.

¿Argentina? Lo mismo. Sin duda el cambio por Macri fue mucho peor, pero eso no nos hace kirchneristas.

¿Cuba? Condenamos el bloqueo y la ocupación de Guantánamo, y proclamamos el derecho de cada pueblo a elegir su propio camino, resaltando en este caso los logros obtenidos y la solidaridad internacionalista de sus médicos y sus docentes.

¿Venezuela? Reconocemos su solidaridad y el avance interno en lo social, lo cultural y lo participativo. Denunciamos el acoso imperial en el plano militar y mediático. Denunciamos la complicidad del gobierno uruguayo y de la “oposición” burguesa. Advertimos contra las amenazas golpistas, y denunciamos el desabastecimiento artificialmente fomentado.

¿Bolivia? Expresamos nuestra esperanza en un proceso que impulsa una vida mejor para los obreros, los campesinos y los pueblos originarios.

¿Haití? Exigimos la retirada inmediata de las tropas de ocupación de la Minustah y la solidaridad material con este pueblo agredido.

Es así. Partimos de la “soberanía particular de los pueblos” pero advirtiendo que su causa “no admite la menor demora”. El dolor paraguayo o guatemalteco es nuestro dolor, y la mano que tendemos, cada vez que nos es posible, no condiciona el camino de los otros, así como no permitimos que nadie condicione el nuestro, el de la UP.

Se hace camino al andar, pero sobre las sendas que se eligen. Hemos aprendido de nuestra propia historia y de la memoria de todos los que sufrieron y se entregaron a los demás, pero hoy, mientras seguimos aprendiendo, también tenemos algo para enseñar. La UP crece, ya va cosechando los primeros frutos de lo que sembró.

Crecemos en forma sostenida. Es mejor que las encuestas burguesas se tomen su tiempo para reconocerlo; porque si anuncian de inmediato lo que está pasando, más de uno se va a atragantar, y ¿qué necesidad hay de andar haciendo traqueotomías?


(*) Gonzalo Abella es maestro, escritor, político e historiador. Militante de la coalición de partidos de izquierda Unidad Popular. 

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