Nuestra
brújula es el Artiguismo.
Gonzalo Abella. Foto: José Morales Brum.
Por Gonzalo Abella (*)
Si se hiciera una encuesta entre los militantes de la
Unidad Popular (UP) sobre temas filosóficos, obtendríamos un mapa de
sorprendente diversidad. Pero si les preguntáramos sobre el papel de la ética
en nuestro proyecto político, habría una sola y unánime respuesta. Esta
unanimidad se repetiría si preguntáramos sobre la necesidad de defender el
patrimonio ambiental y cultural de nuestra tierra.
Cada organización política que se nos suma mantiene su
ideología; pero para esta coyuntura de enormes desafíos, todos nos centramos en
el Artiguismo como Programa y como verbo común.
Nuestra brújula es el Artiguismo. Cada militante,
libérrimo en el ejercicio de su pensamiento, puede decir lo que dijera Martí
sobre sí mismo: que se había vuelto “esclavo de su amor y su doctrina”.
En este marco de unidad en la diversidad leemos los
acontecimientos que sacuden nuestro Continente. Debatimos, tomamos posición y
actuamos coherentemente.
¿Brasil? Nos preocupa que la extrema derecha destruya lo
que le quedaba de soberanía, pero eso no nos impide separarnos claramente del
proyecto anterior, vacilante y poco transparente.
¿Argentina? Lo mismo. Sin duda el cambio por Macri fue
mucho peor, pero eso no nos hace kirchneristas.
¿Cuba? Condenamos el bloqueo y la ocupación de Guantánamo,
y proclamamos el derecho de cada pueblo a elegir su propio camino, resaltando
en este caso los logros obtenidos y la solidaridad internacionalista de sus
médicos y sus docentes.
¿Venezuela? Reconocemos su solidaridad y el avance
interno en lo social, lo cultural y lo participativo. Denunciamos el acoso
imperial en el plano militar y mediático. Denunciamos la complicidad del
gobierno uruguayo y de la “oposición” burguesa. Advertimos contra las amenazas
golpistas, y denunciamos el desabastecimiento artificialmente fomentado.
¿Bolivia? Expresamos nuestra esperanza en un proceso que
impulsa una vida mejor para los obreros, los campesinos y los pueblos
originarios.
¿Haití? Exigimos la retirada inmediata de las tropas de
ocupación de la Minustah y la solidaridad material con este pueblo agredido.
Es así. Partimos de la “soberanía particular de los
pueblos” pero advirtiendo que su causa “no admite la menor demora”. El dolor
paraguayo o guatemalteco es nuestro dolor, y la mano que tendemos, cada vez que
nos es posible, no condiciona el camino de los otros, así como no permitimos
que nadie condicione el nuestro, el de la UP.
Se hace camino al andar, pero sobre las sendas que se
eligen. Hemos aprendido de nuestra propia historia y de la memoria de todos los
que sufrieron y se entregaron a los demás, pero hoy, mientras seguimos
aprendiendo, también tenemos algo para enseñar. La UP crece, ya va cosechando
los primeros frutos de lo que sembró.
Crecemos en forma sostenida. Es mejor que las encuestas
burguesas se tomen su tiempo para reconocerlo; porque si anuncian de inmediato
lo que está pasando, más de uno se va a atragantar, y ¿qué necesidad hay de
andar haciendo traqueotomías?
(*) Gonzalo Abella es maestro, escritor, político e
historiador. Militante de la coalición de partidos de izquierda Unidad Popular.
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