lunes, 7 de noviembre de 2016

Opinión: Mi repudio al ataque sufrido por un trabajador de la prensa local



Por José Morales Brum

La delgada línea que separa la libertad de expresión de la mordaza del que no le gusta que “se amuestren vicheras”, quedó explícita en el inicio del acto realizado por el Plenario Departamental del PIT-CNT, en el marco del paro general parcial, realizado ayer viernes, cuando el dirigente del SUNCA Tacuarembó, Carlos Castillo, aludió con nombre y apellido al periodista Marcos Pereira, trabajador de Radio Tacuarembó, constituyendo esto un claro ejemplo de pretender acallar las voces de quienes informan sobre la contingencia local a nivel sindical, social, político, etc.

Todos podemos tener más o menos cercanía con quienes informan, comunican u opinan en los distintos medios, podemos estar de acuerdo o no; pero pretender, a través de un escrache público, responsabilizar a Radio Tacuarembó o a Marcos Pereira de los errores propios de determinados sindicatos o sindicalistas, ahí hay otro error más de quienes "escupen para arriba".

Podemos discrepar totalmente de la línea editorial, informativa o de opinión de cualquier medio de comunicación y de sus trabajadores o colaboradores, pero no se debe, desde encumbrados púlpitos, instigar el odio al que piensa distinto.

Que estos mensajes no sean el preámbulo de lo que pasó en Argentina en el año 1997, cuando José Luis Cabeza fue asesinado por informar sobre el caso Yabrán; o lo sucedido en agosto de este año al reportero Mauricio Campos Rosa en el estado de Minas Gerais, asesinado por informar sobre distintos casos de corrupción; o en México, país en donde la violencia contra la prensa es sistemática y generalizada.


La Federación Internacional de Periodistas (FIP) dijo al momento de denunciar ataques a periodistas: “Toda violencia contra un periodista es un atentado contra la libertad de prensa y el derecho de la sociedad a informarse”.

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